Cara a cara entre Albert Rivera y Pablo Iglesias

¡Hola chicos!

Nueva semana implica nueva entrada, así que aquí estamos.

El pasado domingo 18 de octubre, podíamos ver en Salvados (La Sexta) el debate entre Albert Rivera (candidato a la presidencia del gobierno por Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos). Jordi Évole ejerció de moderador en este singular debate, para muchos un formato muy novedoso y, para otros, no tanto.

En vez del clásico recibimiento institucional, los candidatos pasean por la calle de camino al bar donde tendrán lugar la entrevista. La gente se para a hablar con ellos y a hacerles preguntas, de forma que así quedan reflejados sus problemas y sus propuestas.

Si os lo perdisteis, aquí os dejamos el enlace:

http://www.atresplayer.com/television/programas/salvados/temporada-11/capitulo-2-cara-cara-albert-rivera-pablo-iglesias_2015101600412.html

¿Os ha gustado?

Entre todos, hemos elaborado un cuadro conforme a la información dada en el debate, comparando los puntos conincidentes y discrepantes en cuanto a la política y a la vida personal de ambos candidatos.

PUNTOS COINCIDENTES
POLITICA
PUNTOS DISCREPANTES POLITICA
Actualizarán la  ley de dependencia. COMBATIR EL PARO:
A.-
Defiende «el contrato único».
El trabajador empezará ya con un contrato indefinido. Poco a poco ganará derechos.
Se creará un «complemento salarial»: Lo que no pague el empresario lo complementará el Estado.
Su idea: crear riqueza y luego repartirla.P.- Defiende salarios más altos que activarán el consumo. Menos horas de trabajo. Renta básica que será un plan de choque contra la pobreza. No acepta las subvenciones estatales porque no quiere dar limosnas a los trabajadores.
Su idea: lo primero es repartir.
El contrato único dice que quita fuerza a los trabajadores ya que resta capacidad de negociación.
La Iglesia pagará el IBI. LEY MORDAZA:
A.- Derogarán la mayoría de los puntos.
P.- Derogará toda la ley
Igualdad en la escuela pública.
No segregación por sexos.
SERVICIOS SANITARIOS:
A.- Los extranjeros pagarán los servicios sanitarios excepto los básicos.
P.-Turistas y sin papeles no pueden estar en la misma situación. No pasará factura a los segundos.
Modificarán  el Senado. JUBILACION:
A.- No jubilación antes de los 65 e incluso más edad dependiendo de la profesión.
P.- 63 años.
Eliminarán  la fiesta del Toro de la Vega. REFERENDUM EN CATALUÑA:
A.- No permitirá un referéndum en Cataluña.  España es diversa pero también es unida.
P.- Permitirá y promocionará un referéndum en Cataluña.
Condenan el franquismo. IBI:
A.- No subirá el IBI. Se está pagando IBI de ricos en pisos de pobres.
P.- Subir el IBI.
SUELDOS:
A.- Fijar tablas de sueldos nacionales.
P.- Los cargos públicos tienen que tener el sueldo al mismo nivel que  la gente a la que representan.
FINANCIACION PARTIDOS:
A.- Crear una Ley de financiación de partidas. Los bancos no pueden perdonar deudas.
P.- Las campañas se realizan con donaciones. No pide créditos porque luego no quiere encadenase a los bancos.
IMPUESTOS
A.- IRPF más bajo para todos. Subirá impuestos sin precisar a partir de que cuantía.
P.- Subirá impuestos a partir de 50.000 euros.
SICAVS:   Grandes fortunas que tributan a 1%.
A.- Las investigará.
P.- Las suprimirá.
SERVICIOS PUBLICOS:
A.- No fijará precios  en servicios públicos. Quiere que compitan entre ellos e impondrá multas, por medio del Tribunal de Competencia, si pactan precios. El mercado debe estar alejado del gobierno.
P.- Posibilidad de nacionalizar empresas si no garantizan servicios (eléctricas)
BANCOS:
A.- Despolitizar los bancos. La política tiene un límite.
P.- Buenos profesionales públicos en los bancos.
INDULTO A OTEGUI:
A.- Eliminarán los indultos a políticos.
P.- Otegui no debe estar en la cárcel.
ACERCAMIENTO A EUSKADI DE LOS PRESOS DE ETA:
A.- No.
P.- Deben estar cerca de sus familias.
PUNTOS COINCIDENTES
PERSONALES
PUNTOS DISCREPANTES PERSONALES
Han vivido fraudes fiscales en  personas de sus filas (Monedero y Jordi Cañas) EQUIPO ACOMPAÑAMIENTO EN EL DEBATE:
A.-  3 hombres. No cree en las cuotas de participación.
P.-  3 mujeres. Cree que las mujeres trabajan mejor.
Sus declaraciones de la renta salen negativas. MUTUAL PRIVADA:
A.-
P.- No
Se preocupan poco de sus cuentas bancarias. PLAN DE PENSIONES:
A.-
P.- No
Alguna vez han pagado en negro. PARO:
A.- Nunca estuvo en el paro.
P.- Estuvo en el paro. Cobró prestación.

De Matos Alonso, Adrián

Mil voces se han levantado para hablar del cara a cara entre Albert Rivera y Pablo Iglesias. También mil enfoques son los que ha tenido esta edición del programa de Jordi Évole, lo que ha terminado por provocar que en algunos ángulos nacieran luces y en otros no se encontraran más que sombras.

Todo empezó en un coche. El programa reunió, aún sin Évole, a Rivera e Iglesias en los asientos de atrás del mismo vehículo. Ahí, como aperitivo para los espectadores, ambos políticos comenzaron una conversación sobre distintos temas alejados del núcleo de su trabajo, como dos personas normales que hablan sobre cualquier trivialidad por el simple placer de una charla desenfadada. O eso –supongo- era lo que se nos quería vender. Si se buscaba vestir de normalidad el ambiente, no queda otra que decir que la escena acabo por convertirse en una especie de incómodo diálogo vecinal en un ascensor de diez pisos. “¿Hablas tú?, ¿hablo yo?”, parecía que pensaba cada uno en los tímidos silencios que se permitían. La codiciada naturalidad, finalmente, se tornó forzosa. Por suerte, el ascensor llegó a su destino, ambos salieron de él y Jordi Évole los recibió con los brazos abiertos y con ganas de hervir el café.

Tres cafés con leche bien calentitos y un debate cambiante en su temperatura. Eso es lo que nos acabamos encontrando en la mesa del bar donde se sentaron los protagonistas. Évole, mediador, combinó preguntas personales con cuestiones de actualidad. De esta forma, el presentador hilvanó cada tema partiendo de lo particular para llegar a lo general. “Primero os pregunto si alguna vez habéis pagado en negro y luego os dejo que me habléis de corrupción”, debió pensar. Y ahí es casi imposible juzgar si fue un acierto o un error. Dejando a un lado el morbo –como si fuera posible- de la pregunta personal, es tan entendible que algunos votantes quieran conocer a quienes votan como que otros simplemente quieran centrarse en qué programa ofrecen esos a quienes votan. Así, unos dan la bienvenida al popurrí político-personal de Évole y otros tragan su saliva de forma agridulce al pensar que se ha perdido tiempo de debate en detalles de índole privado. Al final, eso sí, de lo que seguramente más hablarán ambos grupos, aunque de forma distinta, es de que tanto Rivera como Iglesias pagaron en negro alguna vez. Y quién no. El debate en sí, por cierto, volvió a forzar su naturalidad: si el coche parecía un ascensor, el café semejó una discusión entre dos futboleros que quieren ocultar sus colores pero que no son capaces de terminar de quitarse la camiseta. Que eso también nos pasa a todos, oye. De esta manera, la conversación, que por estos detalles no dejó de ser interesante –no podía ser de otra forma con dos personalidades de esta repercusión-, se tintó grisácea por momentos debido a distintas puyas, interrupciones o un excesivo celo en según qué declaraciones de ambos políticos.

Finalmente, Évole terminó el debate con un cuestionario de “síes y noes” que Iglesias y Rivera acabaron por complementar con un “justifica tu respuesta”. Luego, apretón de manos y cada uno por su camino. En el ambiente, una pequeña certeza: el quién sigue pesando más que el qué, tanto para políticos y periodistas como para gran parte de la audiencia. Iglesias y Rivera interesan más que sus programas, por lo menos en este tipo de espacios. Gran mérito, igualmente, el de reunirlos en la misma mesa de bar; aun cuando el café acabó por quedarse algo destemplado.

Eireos Currás, Marta. «El gran debate»

Es la primera vez que vemos un debate cara a cara entre dos políticos de primer nivel desde mayo de 1993 (Felipe González y Aznar). La conversación tuvo lugar en un terreno neutral, en una cafetería de un barrio de Barcelona. Al comienzo del programa, algunas personas de este barrio, muy castigado por la crisis, dejaron  constancia de  sus preocupaciones y dudas: trabajo, recortes en sanidad, necesidad de cambios…

Para romper el hielo, previamente los dos candidatos se encontraron en un taxi y tocaron varios temas relacionados con su vida: campañas, deporte, vida en el extranjero, etc.

Frente a dos cafés con leche, en un tono informal, y, sin nada pactado de antemano, comenzaron la conversación…

La lucha contra el paro fue el asunto al que dedicaron más tiempo. Albert dejó constancia de sus propuestas. Pablo no propone nada concreto a cambio del “contrato único”. Tampoco especificó el salario mínimo: “En torno a 750 o 800 euros sería una cosa razonable».

A continuación, voy a enumerar los que, en mi parecer, fueron los puntos positivos y negativos del debate.

-PUNTOS POSITIVOS:

  • La conversación fue muy natural.
  • Los dos trataron de mostrarse sinceros.
  • Ambos comparten muchas opiniones.
  • Han aceptado exponerse al debate aún sabiendo que, a dos meses de las elecciones generales, éste podía ser un riesgo si alguno no era capaz de defender bien sus ideas.

-PUNTOS NEGATIVOS:

  • Evitaron dar cifras exactas para no equivocarse pero se ha comentado que los dos cometieron varios errores, detallando medias y porcentajes.
  • Se echaron de menos temas muy importantes como la violencia contra las mujeres (36 mujeres este año), medio ambiente, Unión Europea, aborto…
  • Este programa fue grabado y duró, en realidad, más de 120 minutos de los que apenas se emitieron 75. Esos 45 minutos pueden haber sido importantes para forjarse opiniones sobre los dos candidatos.
  • Se ha visto poca rivalidad entre ellos. Han estado muy contenidos. Poco combativos. Se dieron mucho la razón y no se metieron de lleno en temas espinosos para cualquiera de los dos…
  • Hubiera estado mejor verlos en un ambiente menos agradable para que salieran a la luz, en estado puro, sus grandes diferencias.

-CONCLUSIÓN:

Ha quedado constancia de que Pablo ha visto que sus ideas económicas iniciales no se entendían bien, por lo que ha moderado mucho su discurso. Sus propuestas son poco concretas.

Después de las elecciones catalanas, Albert partía con más ventaja pero aun así, al principio, se mostró más nervioso y menos seguro de sí mismo aunque, a medida que avanzaba la conversación, habló más y de forma más elocuente, dando la sensación de dominar el debate. Incluso Pablo Iglesias se vio obligado a darle varias veces la razón. Daba la impresión de que a “Podemos” le sobran ideales pero le falta cuadrar las  cuentas.

En resumen, “Ciudadanos” tiene más clara la política económica y “Podemos” parece que se centrará más en la desigualdad social.

Fue una conversación natural que precisó poco intervención del moderador y, como ha comentado el mismo Jordi  Ébole: “Ha sido el corazón contra la razón”.

No obstante, es importante señalar que estos dos candidatos no han estado nunca en el gobierno. Es de agradecer que se hayan encontrado, dando lugar a una conversación francamente interesante, pero, para mí, habría que incluir también a Mariano Rajoy (PP) y a Pedro Sánchez (PSOE). Ése sería, para mí, el gran debate.

García Vegas, Cintia. «Debatiendo la novedad»

Una campaña publicitaria llamativa y las caras clave de la situación política de nuestro país son, bajo mi punto de vista, los bazos que han dado juego a este programa.

Factor novedoso, sí, pero no el esperado. Comenzaba la hora de programa con una toma de ambos candidatos en un coche. La película bien se podría llamar dos hombres y un silencio incómodo. Conversaciones triviales sobre la vida personal de ambos que fueron quizás lo más novedoso de todo el programa. Pudimos conocer datos sobre la hija de Albert Rivera o los paseos que se da Pablo Iglesias por Bruselas para desconectar. Pero, al fin y al cabo, datos que bien podríamos conocer en un episodio de Al Rincón de manos de Risto Mejide.

Luego toca el, ansiado por muchos, momento de ir a un bar. Un bar que, por supuesto, era conocedor de lo que iba a pasar minutos después (no olvidemos que, aunque sea un formato algo distinto, estamos hablando de un programa de televisión).

Chiste para romper el hielo sobre quien se sienta (y se siente más cómodo) a la izquierda y a la derecha. Tres cafés con leche sobre la mesa y comienza el debate. Un debate marcado por la corrupción, la política y la economía españolas; al igual que por reproches entre un candidato y otro. Propuestas, también, pero propuestas que llevamos escuchando desde hace meses y de las cuales solo conocemos su forma, no su contenido. Aquí he de hacer un inciso: posibles propuestas por parte de Ciudadanos y «futuras revisiones» y muchos «habrá que mirarlo» por parte de Podemos.

Para terminar, un cuestionario muy sencillo de responder: sí o no. Al parecer, no tan sencillo de entender, puesto que, no llegando con los monosílabos, ambos candidatos se excusan con frases largas para no dar pie a malos entendidos o titulares que resulten dañinos a la mañana siguiente. Respuestas casi idénticas y poco comprometidas, a lo que el líder de Podemos añade un «al final nos presentamos juntos a las elecciones y todo». Para que se hagan una idea.

Completan el discurso alguna que otra contradicción y algún que otro golpe (entiéndase como verbal, por supuesto).

Y no nos olvidemos del apretón de manos final. La imagen, protagonista indiscutible durante todo el debate, no iba a dejar de serlo ahora.

En resumen, que si no fuera por ser quien es el periodista y todo el equipo de montaje que hay detrás, se trataría de un debate en diferido y editado entre dos candidatos. ¿la novedad? las nuevas caras de nuestra política. Pero vamos, que nada que envidiar al debate posterior del Objetivo: en directo y con bastantes más caras nuevas.

Pero eso, ya es otra historia.

Garnelo Pardo, Jorge

Jordi Évole nos presenta un programa diferente al que estamos acostumbrados, por primera vez dos candidatos a la presidencia del gobierno se miden en una entrevista en la que no solo responden a las preguntas del periodista, sino en la que también interactúan entre ellos.

El programa empieza con Albert Rivera en una furgoneta, recoge a Pablo Iglesias e inician una breve conversación. Albert parece algo tenso, todo lo contrario a Pablo Iglesias, poco después se reúnen con Jordi Évole. Los tres comienzan a andar por las calles de Barcelona hasta encontrar el Bar Tío Cuco, en el cual toman asiento y se disponen a debatir.

Entre los temas destacados, el contrato único, principal propuesta de la campaña de Ciudadanos. Pablo Iglesias mantiene que este sistema es inviable en nuestro país, a pesar de no ser capaz de ofrecer otra propuesta alternativa, Albert Rivera explica con gran detalle en qué consiste y las ventajas que tendría para España el sistema utilizado en Dinamarca. El salario mínimo es el siguiente punto a debatir, Albert en esta ocasión manifiesta que no hay que subir el salario mínimo interprofesional, si no crear un suplemento salarial que sería pagado a través del IRPF, Pablo Iglesias considera sin embargo que es necesario subir el salario mínimo, y que este se situe en torno a los 800 euros, dependiendo también de la situación de cada persona. Rivera deja claras las pautas a seguir para la elaboración de este impuesto negativo que cointribuiría al aumento del salario mínimo, mientras que Iglesias no es capaz de matizar como sería posible el aumento del salario mínimo que propone.

Se tocan también el  tema de las pensiones, donde ambos coinciden en la necesidad de readaptarlas a la subida del IPC. Sin embargo, tienen opiniones dispares en cuanto a que baje el año de jubilación. Pablo Iglesias opina que la gente debería jubilarse a los 60 o 63 años, por el otro lado, Albert Rivera defiende que la edad de jubilación debe ser de 65 años.

Se pausa el debate y Jordi muestra una entrevista al presidente del banco BBVA, en la cual halaga al número uno de Ciudadanos, y en la que también sostiene que no está a favpr de un gobierno de Podemos, ya que no lo ve posible. Para Rivera es corriente reunirse con cualquiera figura que tenga algún tipo de repercusión en España.

Se trata posteriormente la subida de sueldos de los políticos. En el debate, Rivera sostiene que es necesario crear una tabla nacional de sueldos, mientras que Iglesias considera que es necesario que se bajen los sueldos, ya que los considera elevados.

Se habla, a continuación, de los créditos bancarios. Coinciden aquí ambos candidatos coinciden en que debe haber una subida de impuestos a aquellas personas que posean una renta superior.

Jordi les pregunta posteriormente por los respectivos casos de corrupción de sus partidos. En este punto, ambos sostienen que sus partidos están libres de corrupción. Finalmente Jordi hace una serie de cuestiones que deben responder con un sí o un no. Las respuestas de Pablo en esta ocasión son mucho más rotundas que las de Albert, quien suele dar matices.

En conclusión, podría decirse que Ciudadanos ofrece un plan de medidas estudiado con detalles, a través del cual Rivera responde a todas las preguntas de Jordi, explicando su posición y como resolvería cada problema. Podemos, a través de Pablo plantea una serie de medidas para que la situación en España mejore, pero sin tener algunos pilares asentados, lo que hace que Pablo en algunos temas todavía no tenga claro los matizes de las soluciones que propone o como llevarlas a cabo.

Gutiérrez Caneda, Beatriz

El programa de Jordi Évole presentaba este pasado domingo día un polémico debate entre Pablo Iglesias y Albert Rivera. Se trata de un debate sorprendente tanto por los invitados como por su formato. Es la primera vez desde 1993 que dos políticos se sientan a hablar cara a cara delante de las cámaras. En aquella ocasión fueron los líderes del PSOE y del PP, José María Aznar y  Felipe González. El pasado domingo se enfrentaron los líderes de dos partidos «nuevos», por así decirlo, Ciudadáns y Podemos. La conversación que pudimos ver entre Iglesisas y Rivera fue de todo menos aburrida, pero hoy no nos centraremos en el contenido del programa sino en su estructura.

La edición de Salvados del pasado domingo comenzaba con la cámara enfocando los asientos traseros  de un coche en el que vemos sentado al candidato a la presidencia por el partido político Ciudadanos, Albert Rivera. El coche va recorriendo las calles de una ciudad que más tarde reconoceremos como Barcelona. El coche aminora la velocidad hasta que se detiene en un punto para recoger al otro invitado: Pablo Iglesias, candidato a la presidencia por el partido político Podemos. Los dos se saludan formalmente pero sin grandes ceremonias, como lo harían dos conocidos. El coche continúa su trayecto. En ningún momento se enfoca claramente al chófer. Finalmente el coche se detiene en un barrio de Barcelona dónde Jordi Évole, el presentador y mediador del debate está esperando a sus invitados. Es en este viaje en coche dónde encontramos las mayores diferencias con otros debates. Normalmente vemos a los invitados ya dentro del plató y no se nos ofrece el cómo han llegado hasta allí. En esta ocasión además, el hecho de que ambos invitados se vean entre ellos antes de llegar al plató nos permite ver como sería una relación más informal entre ambos, cómo se comportarían fuera del plató. O al menos es esto lo que tratan de transmitirnos, pero cuidado. Ambos líderes políticos saben en todo momento que están siendo grabados, saben «a lo que van» y todas las imágenes han pasado después de ser grabadas por un proceso de edición. Este trayecto en coche no deja de ser un elemento para crear una falsa sensación de realidad para que el programa le guste más al telespectador.

Cuando el coche para, Pablo Iglesias y Albert Rivera bajan del vehículo y saludan a Jordi Évole. Los tres juntos (Évole en el medio) caminan por las calles de Barcelona y se dirigen a una cafetería. En el trayecto del coche a la cafetería van hablando tranquilamente y hay una cosa que resulta muy sorprendente: pese a que se cruzan con varias personas, ninguna se queda mirando a este extraño grupo que además suponemos que va acompañado por un equipo de técnicos, cámaras y demás. Sólo un hombre se les acerca y habla con ellos inofensivamente. Este es otro elemento que ayuda a crear una sensación de realidad pero la verdad es que lo más probable es que estuviera todo amañado.

Una vez en la cafetería, los tres hombres se toman un café sentados en una mesita redonda: Jordi Évole se sienta en el medio, Iglesias a su derecha y Rivera a su izquierda. Hasta hacen algún comentario sobre esto. Se observa que hay más gente en la cafetería, aunque no está llena y las cortinas están completamente cerradas. Con esto volvemos a darnos cuenta de que los productores del programa intentan transmitir una sensación de cercanía. Al finalizar el debate, los tres se despiden con naturalidad y hablan de lo interesante que sería que todos los candidatos a la presidencia del Gobierno se hubieran prestado a este cara a cara.

La verdad es que el formato del programa es muy atractivo. Se trata de una forma relajada y fresca de que dos políticos expresen sus ideas y las compartan con la sociedad. Se transmite la información de una manera precisa y objetiva. Sin embargo, el hecho de la existencia de postproducción elimina parte de esa objetividad. No sabemos qué nos están «quitando». En resumen, se trata de un programa bien hecho pero que podría mejorar. Deberían existir más programas como este en el que prima la información y no se busca el morbo ni el cotilleo. Sin embargo creo que realizar el debate en cuestión en directo dotaría de una mayor fiabilidad al programa y por otro lado tampoco creo que, a día de hoy y con los avances tecnológicos que tenemos fuese, muy difícil. Por otro lado está la publicidad que se le está dando a este programa, como si fuera algo maravilloso y fuera de serie. Por supuesto que se trata de un buen programa y viendo la parrilla de televisión de estos días me atrevería a asegurar que uno de los mejores pero es que deberían ser así todos. Deberíamos exigir programas informativos en los que se haga un periodismo de verdad, en los que se transmita información de calidad y objetiva.

Lo extraordinario no debería ser un programa de carácter informativo que transmita correctamente información veraz sino uno que no cumpla con los requisitos mínimos para poder hablar de periodismo, y por desgracia esto es justo lo contrario a lo que pasa hoy en día.